24 nov 2008

ROOIBOS



Me encanta el Rooibos. De hecho, me gusta más que el té. Su historia no es tan antigua como la del té ni tiene vínculos con la filosofía ancestral.
No se puede precisar los miles de años que tiene esta planta como especie propia ni tampoco los años que se utiliza como infusión en las montañas Cedar, cerca de Ciudad del Cabo.
En 1904, fue un ruso gran entendido en té, Benjamin Ginsberg quien inició la difusión y comercialización del rooibos. Esta difusión comenzó en Ciudad del Cabo y llegó a Europa por mar. Debido al éxito de la infusión, pronto comenzó a extenderse la producción de rooibos alrededor de la pequeña ciudad sudafricana de Clanwilliam, hasta tal punto que el entusiasmo de los granjeros no les hizo ver que no había demasiada demanda y esto propició la ruina de muchos de ellos, sobre todo de los pequeños.
Después de esto, y a petición de los propios granjeros, se creó una comisión estatal que velaba tanto por el volumen de la producción de rooibos así como de que se cumplieran ciertas medidas de calidad e higiene. Era la llamada Redbos-Tea-Control-Board. Desde entonces, dicho Board investiga en colaboración con la Universidad de Stellenbosch el cultivo y propiedades del rooibos y las infusiones preparadas con él.
El "Aspalathus linearis" (rooibos) es un arbusto más bien bajo, recto y erguido con largas ramas que se curvan como si fueran cañas de pescar. Puede alcanzar una altura de metro o metro y medio. El aspecto de sus hojas es similar a las de los pinos.
Para un crecimiento óptimo, precisa abundante agua durante los meses de invierno. Sin embargo, su crecimiento activo empieza en primavera. El rooibos florece en octubre. Realmente, necesita exactamente las condiciones climáticas que reinan en las montañas Cedar.
El rooibos debe contar con un mínimo de 18 meses antes de ser recolectado. Su edad de producción óptima suele ser cuando tiene tres años y, a los diez, debe dejar paso a una planta joven.
Durante la cosecha se cortan las ramas a unos 30 ó 40 centímetros por encima del suelo y se atan en fardos. A continuación con una máquina cortapajas se trocean las ramas en segmentos de unos 4 mm. y, a continuación, se pasan por unos rodillos que los trituran. Acto seguido, se humedecen con agua y se esparcen formando montones de hasta 15 o 20 cm. de altura. A partir de este memomento se deja fermentar entre 8 y 24 horas, es decir, de forma parecida al procedimiento del té.
Después, se ponen a secar al sol las ramas de rooibos y, a continuación, mediante unas máquinas especiales se filtran impurezas y desechan las ramas más grandes. Finalmente, se pasteurizan las hojas por medio de vapor de gas para protegerlo de insectos y parásitos, se pesa y empaqueta en bolsas para su comercialización.
Espero que os haya resultado interesante. Más adelante comentaré las extraordinarias virtudes del rooibos.

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