Las hojas de estos tés se dejan madurar en lugar de fermentar. El té amarillo toma ese color al infusionar.
Posee un cuerpo definido y bastante singular que puede llegar a ser un poco agrio. De fresca fragancia, deja la boca limpia y seca. Al beberlo, su sabor entre dulce y amargo, queda instalado en la punta de la lengua.
El Chün shan yin chin está considerado el mejor y más valioso de los tés amarillos. El Mao chien y el Huang ta ch'a son otras variedades apreciadas.
Actualmente, en stock no tengo ningún té amarillo, pero puedo conseguirlo fácilmente.
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