Si bien en la tienda no tengo tanta variedad en cafés como en tés, he de decir que lo que podemos comprar o degustar aquí es de primera calidad.
Igual que en el té, me gustaría escribir algo sobre la historia del café. Los datos los he recogido del libro "El librito del Amante del Café", el cual podréis consultar mientras degustáis ese apetecible cafetito...
Hay varias historias acerca del origen del café (evidentemente, unas más realistas que otras). La más conocida es la de Kaldi, un pastor de cabras yemení. Una noche, cuando Kaldi se hallaba cuidando sus cabras, vio de pronto que éstas, en lugar de pacer plácidamente se encontraban bailando con gran excitación cerca de un arbusto donde crecían una cantidad de pequeñas bayas de color rojo brillante. Kaldi se animó a probarlas y, al rato, estaba en las mismas circunstancias! Esta noticia se extendió hasta llegar a un monasterio local donde el imán se las veía para mantener despiertos a sus derviches durante la oración y vigilia nocturnas. Probaron dichas bayas y con que resultados!!! Esto se fue extendiendo de monasterio a monasterio, desde el Yemen, a través de toda Arabia, hasta El Cairo, Medina y La Meca.
Otra leyenda habla de Ali bin Omar al Shadhilly, el cual ha debido de tener algo que ver con la introducción del café, ya que hasta nuestros días ha venido siendo el santo patrón, entre los árabes, de los cultivadores y bebedores de café y, en Argelia, al café se le conoce con el nombre de shadhiliye, en honor a este personaje.
Cuenta la leyenda que tras haber sido acusado de mala conducta con la hija del rey, Ali fue desterrado a las montañas con algunos sirvientes. Allí hirvieron algunas bayas de café en agua. Muchos de los habitantes de los pueblos y aldeas cercanas sufrían en aquel tiempo de unos picores epidémicos, y Shadhilly logró curarlos con su cocción. Por esta acción fue perdonado y se le permitió volver a casa, donde continuó haciendo café. Lo que es cierto es que algunas de las primeras menciones del café en el mundo árabe se refieren a él como una medicina.
El café se cultivaba en el Yemen en el siglo sexto, pero no fue hasta el siglo trece cuando los granos se empezaron a tostar y a consumirse de forma parecida a como lo bebemos hoy.
No resulta difícil entender que los árabes se mostraran reticentes a renunciar a su monopolio del mercado del café. Prohibieron que fuese exportado un solo grano de Arabia que no hubiese sido cocido o tostado, con lo que quedaba estéril. Sin embargo, cuando alguien se empeña... y un indio, Baba Budan, escondió siete semillas en su cuerpo sujetas entre sus ropajes, pasó la frontera con ellas y las plantó en su tierra de Chikamalgur, al sur de la India. De ahí fue donde los holandeses tomaron las primeras semillas para iniciar sus plantanciones en Java, que durante mucho tiempo estuvieron entre las más importantes del mundo.
El primer café vino a Europa (a Italia más concretamente) en el comienzo del siglo XVII. Al principio, fue recibido con sentimientos varios, ya que muchas personas temían que Satanás, tras haber prohibido a los musulmanes beber vino por ser usado éste en la Sagrada Comunión, les había dado el café como sustituto. Algunos sacerdotes que probaron el café apelaron al Papa para que diera su veredicto, quien, al probarlo, declaró: "Vaya, esta bebida satánica es tan deliciosa que, sin duda, sería una lástima dejar que los infieles disfruten del uso exclusivo de ella. Engañaremos a Satanás bautizando esta bebida".
Desde Italia, el café se extendió hasta Francia y Holanda, y luego hasta Inglaterra; y, para finales del siglo XVII, se habían fundado ya establecimientos de café y salones de café en todas las principales ciudades europeas.
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